sábado, 4 de agosto de 2012

codigos bidi de grandes marcas que nos aportan


IAB Spain acaba de lanzar la Guía de Escaneo Móvil para Marketing y Publicidad con una serie de recomendaciones a tener en cuenta a la hora de utilizar códigos bidimensionales (los famosos Códigos QR).
Si bien esta “nueva” tecnología acumula ya años desde su aparición, ha sido la irrupción de los Smartphones lo que ha permitido que alcance un apogeo nunca antes conocido y sea una herramienta utilizada por muchas empresas. Ahora bien, ¿sabemos sacarle el suficiente partido como estrategia de márketing? ¿Son eficaces o son pura falacia?

Los QR: el ayer y el hoy

Hace 18 años se creó en Japón un sistema que permitía almacenar y leer información. Se trataba de una matriz de puntos con tres cuadrados en las esquinas a la que se le bautizó como “código QR” (quick response code). Y es que el escaneo con el móvil de estos códigos “bidi” se ha convertido en una de las tendencias cada vez más consolidadas en los últimos años.
Bien es cierto que actualmente el porcentaje de personas que conocen este tipo de códigos en la sociedad no es excesivamente alta, aunque sí es conocido por un 64% de usuarios móviles. Una tendencia que está en alza, sobre todo por la mayor penetración de teléfonos inteligentes en la actualidad. Por ello, las barras bidimensionales se están convirtiendo en una herramienta muy eficaz para captar la atención de los consumidores. Y, además, para ofrecerles, en ese mismo instante, información acerca de productos, promociones, etc, sin necesidad de teclear en el móvil una dirección web.

El uso (y abuso) de los “QR Codes”

Pero lo realmente importante no es la obtención de información, sin más, sino que además los “QR Code” permiten una interacción bidireccional contextualizada y personalizada, recopilando datos que permiten optimizar las estrategias publicitarias. Destaca el caso de Coca-Cola en España, que disparó las cifras de interactividad con sus consumidores después de incluir códigos QR en el packaging y potenciar el escaneo de los mismos en un spot de televisión.
Los usos que pueden tener estos códigos en la estrategia de marketing de una compañía son innumerables: desde el redireccionamiento a una página web móvil, el contacto con una compañía, al envío de cupón o descuento, pasando por la descarga de aplicaciones e incluso poder comprar y pagar por productos o servicios. Ahora bien, al igual que cualquier otra herramienta de marketing, es importante pensar estratégicamente en cómo emplear los códigos, pues no todas las iniciativas de marketing son compatibles con su uso. Pensemos el uso del QR code en una valla publicitaria de carretera o en un lugar sin cobertura (como algunas estaciones de metro). Conviene destacar este ejemplo como fracaso, al ubicar el QR dentro de la pared del depósito de un inodoro. Sin sentido, ¿no es así?
Del mismo modo es fundamental que no se decepcione al usuario, con una interactividad sin valor, es decir, debemos pensar en que el usuario realiza grandes esfuerzos por leer un código. Si ese código asociado a una marca no le ofrece un valor añadido, difícilmente decodificará futuros códigos. Por lo tanto, no intentemos generar una demanda inexistente por estar en esta tecnología, un error habitual que se debe corregir.
El uso que se le puede dar los “QR Code” acaba donde finaliza la imaginación del creativo. Por lo general son muchos los motivos por los que los consumidores exploran este tipo de códigos. Lo más importante es trazar un objetivo y apoyarnos en la herramienta de los “bidi” para alcanzarlo. La herramienta en sí no debería ser el objetivo, sino la vía para alcanzarlo. Es más, ¿son, pues, el mejor soporte para alcanzar estos objetivos?

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