domingo, 27 de mayo de 2012

Los códigos QR han sido una revolución desde que su invención salió al mercado. Sin embargo, el uso y la adaptación por parte del consumidor final todavía no llegan a niveles óptimos



Los códigos QR han sido una revolución desde que su invención salió al mercado. Sin embargo, el uso y la adaptación por parte del consumidor final todavía no llegan a niveles óptimos. En la mayoría de los casos el problema radica en el tipo de teléfonos y lectores, no obstante al parecer la culpa está más en los profesionales de mercado y publicidad que todavía no saben bien cómo usarlos y explotarlos.
"Ya se ha hablado en muchas ocasiones de casos en los que los códigos QR han generado más risa que otra cosa y por eso volvemos a darles más motivos por los que, muchas veces, insertar un código QR en una campaña es algo inefectivo", según publica Marketing Directo.
1. Contenidos que no merecen la pena:
Desde el punto de vista del marketing, los códigos QR proporcionan un valor evidente y son fáciles de crear, baratos y nos abren todo un mundo de posibilidades de cara al consumidor y su interacción con los productos. Desde el punto de vista del consumidor, sin embargo, éste valor no está tan claro. Escanear un código de estos a veces supone mucho tiempo y esfuerzo para el usuario. Y lo que es peor, el 90% de las veces se incluye un link a una web que no está optimizada para el mobile, lo que puede llegar a frustrar al consumidor y dar lugar a un sentimiento negativo hacia nuestra marca. Por este motivo, debemos darle al consumidor una buena razón para que escanee el código: un descuento, el primer capítulo de un libro, una bebida gratis en el bar o incluso un vídeo específico de YouTube.
"El problema real está en que no hay páginas de los anunciantes optimizadas para los dispositivos móviles y cuando el consumidor ingresa después de leer el código, no encuentra nada o muchas veces no puede abrir el link. A esto hay que sumarle que no existe un call to action claro, en pocas palabras, no hay estrategia de aterrizaje. Primero tenemos que pensar para qué lo usaremos y si es tan atractivo como para que el usuario escanee y haga clic", explicó Fernando Marín, gerente de AX Digital.
2. Sensibilización de los consumidores:
El mayor problema con los códigos QR es que los consumidores han demostrado que no tienen la pista sobre lo que son y muchos de ellos no conocen ni siquiera la forma de escanearlos. Los marketeros han estado tan emocionados con el enorme potencial de estos códigos que se han olvidado de que los consumidores no son marketeros. Los profesionales del marketing ven anuncios, hacen clic en tweets patrocinados y, como no, escanean códigos QR porque tienen una curiosidad natural y una pasión hacia el marketing de las marcas. Pero el consumidor de a pie necesita que le expliquen qué es lo que se supone que queremos que haga con estos códigos y, por supuesto, explicarles qué son.
3. El valor como medio:
Habitualmente los códigos QR se emplean simplemente como un link a la web de la compañía o a una landing page específica. ¿Merece la pena tanto esfuerzo por parte del consumidor para esto? Tenga en cuenta que, para escanear el código QR, el usuario tiene que sacar su teléfono, desbloquearlo, abrir la aplicación, enfocar el código y, finalmente, escanearlo. Esto suponiendo que ya disponga de una aplicación que escanee códigos QR. Para la mayor parte de los usuarios es más rápido buscar en Google y ver si el código les está aportando algo de relevancia o no.
4. Localización, localización, localización:
La localización es otro punto importante a tener en cuenta a la hora de insertar un código QR en una campaña. Los códigos QR aparecen últimamente en todas partes, sobre cualquier cosa, sin parecer que importe mucho el contexto. De esta forma, muchos códigos son imposibles de escanear, por eso la mejor solución para esto es poner los pies sobre la tierra y darse cuenta de cuál es la mejor localización para el código QR, de forma que a todo el mundo le acabe resultando útil.
5. Estética:
Los códigos QR son feos y, lo que es peor, es difícil distinguirlos de aquellos que se usan con fines industriales. Por ello, muchos consumidores pueden llegar a confundir los códigos QR con los códigos de barras. La buena noticia es que no tienen que ser feos obligatoriamente, con un toque de Photoshop podemos redondear las esquinas y darle un toque más visual para reclamar su escaneo.
Por InfoMercadeo.com con información de Marketing Directo.

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